La fotografía gastronómica no solo describe platos y comidas suculentas. Hay mucho que enseñar en nuestras cocinas. Conservo casi intacto el hilo de mechar que usaba mi madre.
Con un enrollado imposible pero muy eficaz, lo suelo sacar cada vez que mecho el lomo de cerdo con leche, el solomillo relleno o el redondo de ternera.
Su caña ajada por el paso de los años, incluso aún terrosa, me recuerda tiempos de ocio y risas con Pilar. Por eso, conservo el hilo de palomar y de vez en cuando, lo saco y lo miro. Hoy he decidido fotografiarlo.
©AguirreComunica