Relatos para recordar. Estaban ahí, quietos, mirándola y ella, tumbada mirándolos. Transporte directo a muchas escalas de su vida. Era su rincón de la Maravillas. Casi casi, como el mundo de Alicia.
Todos tenían un porqué. Sus edades, impúdicamente expuestas en una pared a la que recurría a menudo para recordar. Buenos recuerdos apilados junto a otros, recogidos, mutilados pero igualmente cuidados. Su vida colocada desordenada. Nunca la mirada era la misma. Se entretenía pero acabó quedándose dormida.
Notó, aturdida, un fuerte golpe en la frente. Se despertó con taquicardia. En su pecho, sonriente, la Sra. Patata mirándola. Tocó su frente manchando de rojo su mano que, como un resorte, lanzó por los aires a la Sra. Patata que se desmembró estrepitosamente. Con ella, también un trocito de vida.
Con el tiempo, la estantería se fue quedando vacía y ella, sin recuerdos, sin vida.
Epílogo: lo material acaba perdiéndose en la memoria y os recuerdos a veces, también por eso es tan importante disfrutar del presente sin aferrarse a estanterías de los horrores aunque a veces, es bonito mirarlas. Estos relatos para recordar nos dan lecciones que a veces, también se olvidan.
Marie Kondo estaría de acuerdo contigo. Sin tanto corazón.
Si. Marie Kondo no tiene corazón alguno. Gracias por los servicios prestados y a la basura… jajjajja