Asalto a la vida

Asalto a la vida

en Relatos

Los gritos se oían desde lejos. Corría todo lo que podía mientras tu voz se alzaba terrible pidiendo ayuda. Llamabas a tu madre de una manera desgarradora y sentí un miedo atroz a perderte. Traspase la puerta como un loco. Tu voz retumbaba en la cocina y se desplegaba por todo el edificio. Entré en tropel conmigo mismo a la cocina y te ví allí, tirada en el suelo, retorciéndote de dolor entre una gelatina rojiza, mezcla de sangre y fluidos. Tu mirada me lo dijo todo.

Cogí tu mano y la retorciste como si ya no hubiese un mañana. Me arrodille a tu lado obligado por el dolor. Seguías llamando desesperadamente a tu madre pese a que ya estaba a tu lado, paralizado, pero a tu lado. Tus piernas abiertas, enrojecidas por la sangre y resbaladizas por el sudor impedían que pudiera inmovilizarte y facilitarte el transito.
No podía ver de donde te salía tanta sangre y volví a tener miedo porque chillabas que ibas a morir. El dolor era espeluznante y la mancha de sangre se agrandaba a medida que las convulsiones se aceleraban. Me había preparado para todo pero esto superaba mis limites. Tu en el suelo, yo arrodillado a tu lado y el olor a sangre inundándolo todo. Empujabas con fuerza pero nada.

Cada empujón un chillido y un apretón brutal de mi mano. Te hablaba bajito para apaciguar tu furia pero no había manera. Me puse detrás de ti después de haber conseguido que soltaras mi mano ya amoratada. Cogí tu cuerpo con fuerza y empuje contigo.
De repente, el bebé asomó la cabeza vagamente, negruzca y tu grito, fue desgarrador como lo había sido él o ella contigo. Temblaba de miedo pero me hice el fuerte y seguí a tu lado en cada espasmo, en cada empuje y por fin, como una culebra resbaladiza, nuestro pequeño salió de estampida por tu enorme vagina.

El olor del nacimiento no se olvida nunca ni los gritos de una madre pariendo con el sudor de su frente y de todo su cuerpo. Pincé el cordón umbilical con lo único que tenía a mano. El hilo de mechar el lomo con leche. Cuando llegó la ambulancia nos sorprendió abrazados, llorando y con el pequeño bramando en nuestros brazos.

Epílogo: Relatos de la vida misma. Experiencias que no se olvidan por su intensidad, por sus olores, por sus temores…

Redactora de contenidos desde que nací. De las primeras redacciones escolares a mis primeros concursos literarios. Una profesión, periodista y fotógrafa y redactora. Cuento la realidad y la ficción. Actualidad y Literatura. Imagen e historias de la vida misma. Entra y descubre mis propuestas. Prometo no aburrirte.

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