Allí estaba. Se había quedado sola, todas se habían ido ya. Pese a que hacía un día espléndido, radiante se sintió desolada. Nadie le acompañaba. Oía gritar a los niños, a sus madres, ladrar a los perros, maullar a los gatos, roer a las ratas y sin embargo, en aquel parque, estaba completamente sola esperando que llegara su fin. Es tremendo. En el fin, todos estamos solos y la soledad, es eso.

Amor sin límites
Relatos de amor eterno. Las besaba con extrema consciencia para no equivocarme y aun así, lo